Meditación del Camino del Diamante. Es imposible sobreestimar el valor del Ngondro, las cuatro prácticas fundamentales del Budismo Tibetano. De una manera directa y muy práctica, estas prácticas preliminares adelantan nuestro potencial mientras remueven los velos que nos ocultan la posibilidad de experimentar y expresar nuestra naturaleza Ilumina
Introducción al Ngondro
Por Lama Ole Nydahl
Es imposible sobreestimar el valor del Ngondro, las cuatro prácticas fundamentales del Budismo Tibetano. De una manera directa y muy práctica, estas prácticas preliminares adelantan nuestro potencial mientras remueven los velos que nos ocultan la posibilidad de experimentar y expresar nuestra naturaleza Iluminada. Lo que especialmente nos estorba es la tendencia de la mente de asirse a sus constantes y cambiantes expresiones. Por ejemplo, aunque nosotros no hayamos tenido ninguna experiencia de ira en los pasados cinco minutos, y esta podría probablemente desaparecer cinco minutos después, nuestra mente sigue tratando el sentimiento como si fuera sustancial y real. Esto entonces actúa desde estas bases, poniendo cosas en movimiento en el mundo externo plantando estas semillas en su almacén de la conciencia que le traerán sufrimiento en el futuro. Este ciclo que está en mayor parte fuera de control, es el estado normal de la mayoría de los seres sintientes; la gente no es libre de escoger lo que ellas desean experimentar.
La mente en su verdadera esencia es no creada e ilimitada. Esto podría ser experimentado si nuestras impresiones no estuvieran forzadas en sistemas de juicio y evaluación. Lo que hace nuestras acciones puras es nuestro contacto con ésta esencia. La acumulación de buenas impresiones produce penetración espontánea, la cual motiva más acciones positivas y el crecimiento resultante nos permite ver las cosas cada vez más como ellas son. Sin filtros, podemos trabajar directamente con lo que está ahí.
Para realzar y asegurar nuestro desarrollo el noveno Karmapa, Wangchung Dorje, dio el Chag Chen Ngondro. La meta de estas cuatro practicas es la realización del Mahamudra, la iluminación más sublime, y el nombre “Chag Chen Ngondro” significa “el camino preparatorio para el Mahamudra”. En cada una de las cuatro prácticas, estas altas realizaciones sirven como la base, el camino y la meta. El proceso es el mismo: primero abrimos muestro cuerpo, habla y mente a los aspectos de la Iluminación, sabiendo que no son diferentes de nuestra propia y verdadera naturaleza. Entonces practicamos las repeticiones, los ejercicios físicos, visualizaciones y mantras, los cuales posibilitan que seamos más sensibles. Finalmente emergemos con ellos, manifestándonos totalmente llenos de su energía Iluminadora. El poder de nuestra mente para elevar todas las experiencias al nivel de la Tierra pura, un estado de la mente donde todas las cosas son vistas en una luz llena de gozo y se fortalece nuestro crecimiento. Construyendo niveles incrementados de buen karma y profundización, el Ngondro nos quía así hacía la última sabiduría del Mahamudra.
Refugio (postraciones)
Mente de Diamante (Dorje Sempa)
Ofrendas de Mandala
Gurú Yoga
Si tenemos confianza en nuestra naturaleza inherente y en los 2, 500 años de experiencia ininterrumpida Budista, encontraremos que el uso de estas repeticiones, empuja hacia fuera las raíces de la ignorancia, una vez y otra y otra, es la mejor manera de fortalecer nuestra esencia Iluminada. Hasta los pensamientos más lúcidos son como pompas de jabón cuando morimos, sólo aquello que toca nuestra totalidad, es una verdadera ayuda no sólo mientras estamos con vida, sino también después de la muerte. Cuando morimos se despiertan las diferentes energías iluminadas, nos encontramos con los Budas, los yidams y los protectores, los reconocemos y nos disolvemos con ellos.
Así como nuestras perturbaciones se crean repitiendo costumbres y conceptos que nos traen dolor, el antídoto es la repetición de prácticas liberadoras. Mediante estas se eliminan los velos que nos impiden vivir la naturaleza de nuestra mente, y aparecen la firmeza y la fuerza. Las prácticas preliminares del Mahamudra son el primer paso en este camino hacia la iluminación. Las cien mil repeticiones de cada una de las prácticas, apuntan directamente hacia la verdadera esencia de nuestra mente y cercenan todas las ilusiones.
Ordinariamente, cuando tratamos de meditar, nuestra mente vaga o está embotada. Si nos sentamos por largos períodos en el mismo lugar, esta falta de claridad y concentración permanece. Podemos ver que no hay mucho valor en solo sentarnos en un estado sin reformar, esto hace gente robotizada o dependiente. Es por esto que Shamata no es dado en el auténtico Budismo tibetano hasta después que el Ngondro fue completado o, en casos raros, al mismo tiempo. Tenemos aquí una importante razón de porqué la madurez, frescura y flexibilidad caracteriza a aquellos que siguen el camino tradicional.
¿Cómo practicaremos entonces? Trabajaremos en una manera integrada con el cuerpo, habla y mente, usando estas herramientas muy efectivas. Si tu mente se extravía del aspecto del Buda, la dominamos con la energía de los mantras. Si esto también se dificulta, cambiamos nuestro énfasis a los sensaciones del cuerpo, enfocándonos en las postraciones, en la mala en nuestra mano, o eventualmente, en la experiencia de nuestro cuerpo de Buda y sus canales de energía. Esto previene la rigidez y discordancia, y hace el mejor uso de nuestro tiempo.
Introducción al Ngondro
Por Lama Ole Nydahl
Es imposible sobreestimar el valor del Ngondro, las cuatro prácticas fundamentales del Budismo Tibetano. De una manera directa y muy práctica, estas prácticas preliminares adelantan nuestro potencial mientras remueven los velos que nos ocultan la posibilidad de experimentar y expresar nuestra naturaleza Iluminada. Lo que especialmente nos estorba es la tendencia de la mente de asirse a sus constantes y cambiantes expresiones. Por ejemplo, aunque nosotros no hayamos tenido ninguna experiencia de ira en los pasados cinco minutos, y esta podría probablemente desaparecer cinco minutos después, nuestra mente sigue tratando el sentimiento como si fuera sustancial y real. Esto entonces actúa desde estas bases, poniendo cosas en movimiento en el mundo externo plantando estas semillas en su almacén de la conciencia que le traerán sufrimiento en el futuro. Este ciclo que está en mayor parte fuera de control, es el estado normal de la mayoría de los seres sintientes; la gente no es libre de escoger lo que ellas desean experimentar.
La mente en su verdadera esencia es no creada e ilimitada. Esto podría ser experimentado si nuestras impresiones no estuvieran forzadas en sistemas de juicio y evaluación. Lo que hace nuestras acciones puras es nuestro contacto con ésta esencia. La acumulación de buenas impresiones produce penetración espontánea, la cual motiva más acciones positivas y el crecimiento resultante nos permite ver las cosas cada vez más como ellas son. Sin filtros, podemos trabajar directamente con lo que está ahí.
Para realzar y asegurar nuestro desarrollo el noveno Karmapa, Wangchung Dorje, dio el Chag Chen Ngondro. La meta de estas cuatro practicas es la realización del Mahamudra, la iluminación más sublime, y el nombre “Chag Chen Ngondro” significa “el camino preparatorio para el Mahamudra”. En cada una de las cuatro prácticas, estas altas realizaciones sirven como la base, el camino y la meta. El proceso es el mismo: primero abrimos muestro cuerpo, habla y mente a los aspectos de la Iluminación, sabiendo que no son diferentes de nuestra propia y verdadera naturaleza. Entonces practicamos las repeticiones, los ejercicios físicos, visualizaciones y mantras, los cuales posibilitan que seamos más sensibles. Finalmente emergemos con ellos, manifestándonos totalmente llenos de su energía Iluminadora. El poder de nuestra mente para elevar todas las experiencias al nivel de la Tierra pura, un estado de la mente donde todas las cosas son vistas en una luz llena de gozo y se fortalece nuestro crecimiento. Construyendo niveles incrementados de buen karma y profundización, el Ngondro nos quía así hacía la última sabiduría del Mahamudra.
Refugio (postraciones)
Mente de Diamante (Dorje Sempa)
Ofrendas de Mandala
Gurú Yoga
Si tenemos confianza en nuestra naturaleza inherente y en los 2, 500 años de experiencia ininterrumpida Budista, encontraremos que el uso de estas repeticiones, empuja hacia fuera las raíces de la ignorancia, una vez y otra y otra, es la mejor manera de fortalecer nuestra esencia Iluminada. Hasta los pensamientos más lúcidos son como pompas de jabón cuando morimos, sólo aquello que toca nuestra totalidad, es una verdadera ayuda no sólo mientras estamos con vida, sino también después de la muerte. Cuando morimos se despiertan las diferentes energías iluminadas, nos encontramos con los Budas, los yidams y los protectores, los reconocemos y nos disolvemos con ellos.
Así como nuestras perturbaciones se crean repitiendo costumbres y conceptos que nos traen dolor, el antídoto es la repetición de prácticas liberadoras. Mediante estas se eliminan los velos que nos impiden vivir la naturaleza de nuestra mente, y aparecen la firmeza y la fuerza. Las prácticas preliminares del Mahamudra son el primer paso en este camino hacia la iluminación. Las cien mil repeticiones de cada una de las prácticas, apuntan directamente hacia la verdadera esencia de nuestra mente y cercenan todas las ilusiones.
Ordinariamente, cuando tratamos de meditar, nuestra mente vaga o está embotada. Si nos sentamos por largos períodos en el mismo lugar, esta falta de claridad y concentración permanece. Podemos ver que no hay mucho valor en solo sentarnos en un estado sin reformar, esto hace gente robotizada o dependiente. Es por esto que Shamata no es dado en el auténtico Budismo tibetano hasta después que el Ngondro fue completado o, en casos raros, al mismo tiempo. Tenemos aquí una importante razón de porqué la madurez, frescura y flexibilidad caracteriza a aquellos que siguen el camino tradicional.
¿Cómo practicaremos entonces? Trabajaremos en una manera integrada con el cuerpo, habla y mente, usando estas herramientas muy efectivas. Si tu mente se extravía del aspecto del Buda, la dominamos con la energía de los mantras. Si esto también se dificulta, cambiamos nuestro énfasis a los sensaciones del cuerpo, enfocándonos en las postraciones, en la mala en nuestra mano, o eventualmente, en la experiencia de nuestro cuerpo de Buda y sus canales de energía. Esto previene la rigidez y discordancia, y hace el mejor uso de nuestro tiempo.
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