SALUDO DE BIENVENIDA

¡¡¡BIENVENIDOS!!!



El Budismo Camino del Diamante es un sistema práctico y sólido que desarrolla las cualidades y riquezas inherentes de la mente. Con un estilo accesible y moderno, trabaja con la confianza y el deseo de la gente, utilizando cada situación en la vida para desarrollar ausencia de miedo y gozo. Los centros budistas Camino del Diamante en España, forman parte de una red internacional de más de 660 centros de meditación del linaje Karma Kagyu del Budismo Tibetano. Estos centros se crearon y están dirigidos por el Lama Ole Nydahl de acuerdo con los deseos de SS el 16 º Karmapa, Rangjung Rigpe Dorje. En la actualidad están bajo la guía espiritual de SS el 17 º Gyalwa Karmapa, Trinley Thaye Dorje, quien reside en la India e imparte enseñanzas en Europa y Asia







ACTIVIDADES REGULARES - Centro de Sevilla:

-LUNES, a las 19:30h Minicharla y Meditación abierta al público.

-VIERNES, 18:30h- Meditación en el XVI Karmapa (para tod@s aquell@s que ya han meditado previamente los lunes o sábados con nosotr@s )

-FINES DE SEMANA: Meditación y Chalar introductoria. Consultar las citas de fines de semana que irán saliendo publicadas en Facebook http://www.facebook.com/BCDDSevilla o en este blog.





¡ATENCIÓN! ¡NOS HEMOS MUDADO!: DESDE EL 1 DE ENERO DE 2013 estamos en PL.- DR.-GONZÁLEZ GRAMAJE, 7 - LOCAL 19 - 41005 (zona S.Francisco Javier - Espinosa y Cárcel)

martes, 20 de noviembre de 2012

POSTRACIONES: Por qué las hacemos (Lama Gendun Rimpoche)


Lama Gendun Rinpoche (1918-1997)


Lama Gendun Rinpoche (1918-1997) fue el maestro de meditación y el líder spiritual de los Cuatro Dhagpos. Pasó más de treinta años de su vida en retiro solitario en Tíbet y en India. Lama Gendun Rinpoche fue uno de los últimos grandes maestros de la antigua generación de Lamas Tibetanos. Todo lo que enseñó, lo experimentó personalmente durante sus numerosos retiros en cuevas de los Himalayas y de la India. Representaba la quintaesencia del yogi plenamente realizado y del monje perfectamente puro. Se dice que practicó postraciones todos los días de su vida, incluso a sus 70 años.


Las postraciones se hacen en conexión con la primera de las Cuatro Prácticas Fundamentales (Tib. Ngondro): “Tomando Refugio y Desarrollando la Actitud Iluminada.” Esperamos que estas enseñanzas sean inspiradoras para aquellos que están haciendo esta práctica. Por favor note que esta información no es un substituto para las explicaciones completas orales sobre la práctica, que pueden ser recibidas de sus amigos experimentados en su centro Budista Camino del Diamante Karma Kagyu.

Lama Gendun Rinpoche habla sobre las Prostraciones



¿Por qué hacemos Postraciones?

1. La Purificación del Orgullo

Antes que nada, debemos saber por qué hacemos postraciones. No las hacemos para caerle bien a alguien más. No las hacemos para el Buda. Tales conceptos están totalmente equivocados. El Buda no es un dios de este mundo. Nos inclinamos para purificar todas las situaciones del pasado en las que no respetamos a los demás. Por estar interesados en nuestra propia satisfacción y en nosotros mismos cometimos muchas acciones negativas.



Las postraciones nos ayudan a comprender que existe algo más significativo que nosotros. De esta manera purificamos el orgullo que hemos acumulado durante innumerables vidas pensando: “Yo tengo razón,” “Yo soy mejor que los demás,” o “Yo soy el más importante.” Durante innumerable vidas hemos desarrollado orgullo que es la causa de nuestras acciones y hemos acumulado el karma que es una fuente de nuestro sufrimiento y de nuestros problemas. La meta de las postraciones es purificar este karma y cambiar nuestra mentalidad. Las postraciones nos ayudan a fiarnos de algo mucho más significativo que nuestro orgullo y nuestro aferramiento al ego. De esta manera, por medio de una confianza y devoción absoluta, nos liberamos de todo lo que hemos acumulado debido al orgullo.



2. La Purificación del Cuerpo, Habla y Mente

Cuando hacemos postraciones actuamos en el nivel del cuerpo, habla y mente. El resultado de hacerlas es una purificación muy poderosa y rigurosa. Esta práctica disuelve todas las impurezas, sin importar de qué tipo sean, porque todas fueron acumuladas por medio de nuestro cuerpo, habla y mente. Las postraciones purifican en los tres niveles. Por medio del aspecto físico de postrarnos purificamos nuestro cuerpo. Ofrecemos nuestro cuerpo a las Tres Joyas (Buda, Dharma, Sangha) y a todos los seres sintientes, deseando que sus deseos se realicen. Por la repetición del mantra del refugio y del significado que le atribuimos, purificamos nuestra habla. Por medio de la confianza en las Tres Joyas desarrollamos la actitud iluminada y la devoción. A medida que tomamos conciencia de las cualidades perfectas del refugio y le ofrecemos todo, los velos en nuestras mentes se disuelven. Cuando nuestro cuerpo, habla y mente se purifican, comprendemos que lo que inicialmente consideramos como nuestro cuerpo es en realidad una manifestación de la iluminación como compasión activa. Lo que inicialmente consideramos como nuestra habla es la expresión de la iluminación en el nivel del gozo; nuestra mente es el verdadero nivel de la iluminación. Logramos ver la realidad iluminada de nuestro cuerpo, habla y mente – están llenos de verdad de sabiduría de la cual inicialmente no teníamos consciencia. Comprendemos que esta práctica puede llevarnos a nuestra meta, la iluminación, porque los tres niveles que expresan el estado de un Buda aparecen inmediatamente después de que los tres niveles de nuestra existencia – cuerpo, habla y mente – son purificados. No necesitamos buscar la iluminación en ningún otro sitio. No necesitamos perseguir realizaciones perfectas. Los tres niveles de la iluminación son verdaderas cualidades inherentes de nuestro cuerpo, habla y mente. No lo vimos antes. Las postraciones nos ayudan a descubrirlo.



3. Beneficios Físicos de las Postraciones

Las postraciones influencian fuertemente el equilibrio y la armonía de nuestro cuerpo. Los bloqueos en sus canales energéticos se disuelven gradualmente. Esto nos ayuda a evitar enfermedades, falta de energía, y otros problemas. Nuestra mente se vuelve más clara. Nuestra habilidad para entender crece.



El Estado Mental Durante las Postraciones

Debemos hacer las postraciones con una total confianza, alegría y motivación para beneficiar a los demás.

1. Confianza

Debemos confiar en las perfectas cualidades de las Tres Joyas y estar seguros de que su bendición puede remover los velos de nuestras mentes. La bendición puede aparecer y la purificación es efectiva cuando nuestra confianza en nuestro cuerpo, habla y mente se encuentra con las cualidades transformativas del cuerpo iluminado, del habla iluminado, y de la mente iluminada – fuentes del refugio. Si no tenemos confianza y no podemos abrirnos a las Tres Joyas, las postraciones serán únicamente un juego.



2. Motivación para Beneficiar a Otros

Cuando hacemos postraciones, debemos comprender que las buenas acciones son la fuente de la felicidad de todos los seres sintientes. Las postraciones son un buen ejemplo de este hecho. Cuando practicamos usando nuestro cuerpo, habla y mente, ofrecemos nuestra energía a los demás deseando que les traiga felicidad. Debemos sentir felicidad por esto y hacer postraciones con alegría.



La Práctica Correcta

1. Visualización del Árbol del Refugio

Frente a nosotros en el espacio imaginamos el árbol del refugio completo. Primero, imaginamos a Dorje Chang – el lama que representa todas las Fuentes del refugio. Imaginamos al lama como el centro del árbol del refugio. Debemos estar plenamente conscientes de que Dorje Chang es nuestro maestro y de que es la mente de nuestro lama. Pensamos en Dorje Chang para asegurarnos de que la manifestación de la naturaleza de la mente no está manchada por nuestros pensamientos habituales. Para ayudarnos a conservar la visión pura, la visión de sabiduría, imaginamos esta forma perfectamente pura. Al mismo tiempo seguimos conscientes de que Dorje Chang es la mente de nuestro lama. Todo lo que aparece en frente de nosotros en el espacio es como un arcoíris o un reflejo en un espejo; no se trata de cosas. Si nos cuesta visualizar el árbol del refugio completo, debemos confiar en que todos los objetos del refugio realmente están enfrente nuestro, aun cuando no podemos sostenerlos en nuestra mente.



2. Conciencia de Nosotros Mismos y de los Demás

No estamos solos en nuestra práctica. Estamos rodeados por todos los seres que llenan el universo entero. Imaginamos a nuestro padre a nuestra derecha y a nuestra madre a nuestra izquierda. Cuando nos paramos entre nuestros padres de esta vida, comprendemos que todos los seres sin excepción han sido nuestros padres en alguna vida anterior. Esto nos ayuda a recordar la bondad de todos nuestros padres, de todos los seres sintientes, que nos han ayudado durante vidas incontables.



Nos imaginamos a aquellos que consideramos nuestros enemigos enfrente de nosotros, entre el árbol del refugio y nosotros. Pensamos en las personas que nos causan problemas y obstaculizan la realización de nuestros planes. Todas estas personas son muy importantes porque nos ayudan a desarrollar tales cualidades como la paciencia y la compasión. Usualmente queremos evitar a tales personas. Intentamos mantenernos alejados de ellos. No queremos pensar en ellos. Ponerlos frente a nosotros nos ayuda a no olvidarlos. El tratar a nuestros enemigos de esta manera nos protege de faltarles el respeto.



Enfocamos nuestra atención en el árbol del refugio. Confiamos en que el árbol del refugio puede liberar a todos los seres sintientes del sufrimiento de Samsara y puede protegernos contra la ansiedad que este sufrimiento causa. En un estado mental como este, rodeado por todos los seres sintientes, empezamos a repetir el mantra del refugio. Todo a nuestro alrededor empieza a vibrar. Experimentamos una luz fuerte del árbol del refugio. La luz brilla sobre nosotros debido a nuestra propia devoción. Esto nos hace abrirnos aun más. Luego empezamos a inclinarnos. Somos los maestros de ceremonia y dirigimos la práctica. Nuestras postraciones inspiran inmediatamente a todos los seres a empezar a hacer la misma práctica. Escuchamos a todos los seres repetir el mantra y hacer postraciones. Estas vibraciones llenan el universo entero.



Al sostener esta visión en lugar de concentrarnos únicamente en nosotros mismos se amplía nuestra actividad. Por un lado nos da fuerza, por el otro nos motiva a practicar. Todos los seres haciendo postraciones con nosotros nos da aliento. Al experimentar grandes cantidades de energía de parte de todos los seres haciendo postraciones, sentimos aun más confianza y devoción en las Tres Joyas. La sensación de “trabajo en equipo” nos ayuda a terminar las postraciones rápidamente y a experimentar mucha felicidad durante la práctica.



3. El Significado Simbólico de cada Elemento en el Acto de Inclinarse

Para darle la dimensión esencial a nuestra práctica, debemos estar conscientes del significado simbólico de una postración. Tocamos nuestra frente con las manos unidas, le pedimos a los objetos del refugio la bendición de sus cuerpos. A la vez imaginamos que la bendición de sus cuerpos iluminados irradia sobre nosotros, pasa por todo nuestro cuerpo y disuelve todos sus oscurecimientos. Luego nuestras manos unidas tocan nuestra garganta. Pedimos la bendición del habla. A la vez pensamos que la bendición del habla iluminada de los objetos del refugio emana hacia nosotros y purifica todos los oscurecimientos que hemos acumulado por nuestra habla. De tal manera nos liberamos de estos oscurecimientos. Cuando tocamos nuestro corazón con las manos unidas, pedimos al refugio la bendición de su mente iluminada. Nos ayuda a eliminar todos los velos y perspectivas equivocadas de nuestra mente. Confiamos en que todos los deseos negativos con los que hemos llenado nuestra mente desde tiempos sin principio están completamente purificados. Debemos pensar que estamos obteniendo la bendición completa del cuerpo, habla y mente iluminados de las Tres Joyas. Por medio del poder de su bendición, todos los velos, karma y tendencias negativas en nuestro cuerpo, habla y mente son purificados. Somos completamente puros e inseparables del cuerpo, habla, y mente del Lama y de las Tres Joyas.



Cuando nuestro cuerpo toca el suelo con sus cinco puntos (rodillas, manos, frente) debemos realizar que cinco emociones perturbadoras – la ira, el apego, la ignorancia, el orgullo y los celos – abandonan nuestro cuerpo y desaparecen en la tierra. De tal manera experimentamos una purificación completa.



Los dos aspectos de las postraciones, disolver los venenos de la mente y obtener la bendición de las Tres Joyas, causan la transformación del orgullo, del apego, de los celos, la ira y la ignorancia en las cinco sabidurías correspondientes. Deben confiar que la transformación está ocurriendo verdaderamente, que tenemos la habilidad natural e inherente de desarrollar estas sabidurías.



Este aspecto simbólico de las postraciones funcionará únicamente si tenemos confianza. Nuestra confianza puede darnos esta gran purificación. Practicar sin confiar es simplemente un ejercicio aeróbico.



4. El Significado de la Devoción

Nuestra devoción crecerá a medida que hagamos más postraciones. Finalmente, alcanzaremos el nivel en el que ya no pensaremos que nuestro cuerpo, habla y mente son diferentes del cuerpo, habla, y mente de las Tres Joyas. Las postraciones dan resultados maravillosos; son la fuente de una bendición muy ponderosa y una gran purificación. No debemos pensar que las postraciones consisten únicamente en una actividad de nuestro cuerpo. La bendición y la purificación aparecen principalmente debido a nuestra devoción.



5. Incrementando la Fuerza de Nuestra Práctica

Practicamos con una mente abierta. No debemos pensar que somos la única persona haciendo postraciones. Todos los seres están haciéndolas con nosotros. No debemos limitar nuestro pensamiento en nosotros mismos. No debemos afirmarnos al pensar “Me estoy inclinando.” Si pensamos así, acumulamos un buen potencial que corresponde al acto de hacer una postración. Si pensamos que todos los seres están haciendo postraciones con nosotros, el buen potencial que acumulamos es mucho mayor. Cuando hacemos postraciones debemos pensar que cien emanaciones nuestras las están haciendo con nosotros. Si pudiéramos imaginar esto, nuestra práctica sería mucho más fuerte. No debemos contar más postraciones si imaginamos más seres haciéndolas con nosotros. Esto es simplemente uno de los métodos especiales del Vajrayana que nos ayudan a fortalecer nuestra práctica.



6. Vincular las Postraciones con Calmar la Mente

Después de un rato, nuestro cuerpo estará cansado. Este es un momento útil para practicar calmar nuestra mente. Cuando el cuerpo y la mente están cansados, el apego disminuye. Si dejamos de hacer postraciones por un momento, nuestra mente se calmará naturalmente sola, sin ninguna ayuda adicional de nuestra parte. Cuando después de un rato nuestro cuerpo y nuestra mente se sienten descansados nuevamente, nuestra mente se agita. Esta es la señal para empezar de nuevo las postraciones. Cuando alternamos hacer postraciones con calmar la mente podemos practicar sin cesar.

Las Cuatro Nobles Verdades (fragmentos de Las Cosas como son, Lama Ole Nydahl)


LAS CUATRO NOBLES VERDADES

Siete semanas después de su iluminación, el Buda dio su primera enseñanza para seres humanos en el Parque de los Venados, cerca de Sarnath. Esta ciudad está situada a once kilómetros de Benarés, un lugar muy sagrado para los hindúes, donde creman a sus muertos y vierten los restos al Ganges. Allí llegaron hasta él cinco buscadores, de la clase de personas que uno describiría hoy como orientados hacía sí mismos.



Ellos pensaban en sí mismos, y su meta era eliminar el sufrimiento propio. El Buda los había impresionado mucho antes, durante su época de ayuno, pero como él había fortalecido de nuevo su cuerpo, les pareció muy mundano y lo abandonaron. Ahora lo veían sentado, radiante, y no les gustaba en absoluto la fuerza que había desarrollado. Pretendieron no verlo, pero en su campo de poder no tuvieron alternativa y tuvieron que preguntarle: ¿Por qué resplandeces de esa manera? ¿Cómo te volviste así?



Como respuesta recibieron los ascetas las Cuatro Nobles Verdades. Éstas se expresan hoy en formas ligeramente diferentes en las distintas escuelas del Budismo, y dicen más o menos así: “La vida condicionada es sufrimiento. Existe una causa para el sufrimiento. Hay un fin para el sufrimiento. Y hay un camino que lleva a ese fin.”.



El que los primeros discípulos del Buda hubieran entrado a través del sufrimiento y no de la alegría, y el que estas cuatro frases sean tan fáciles de retener en la memoria, ha tenido consecuencias hasta hoy para el Budismo vivo. A pesar de que siempre se representa al Buda sonriendo, ya sea en cuadros o estatuas, a causa de estas afirmaciones de sus enseñanzas, esperan, sobre todo las personas educadas, un lógico pesimismo. Por lo tanto, los sustentadores de su transmisión viva, en la actualidad, tienen que luchar en contra de las interpretaciones incorrectas de que sus palabras niegan la vida, y mantener libre el camino para los seres alegres. Por ejemplo, esta visión pesimista comúnmente se presenta cuando las personas se encuentran con el término de Nirvana, el cual tiene dos aspectos, el del logro de una paz mental o el de la iluminación, y que es traducido por algunos eruditos con muchos títulos como “Apagar de un soplo”. Su interpretación es que los budistas quieren caer después de la muerte en una “nada”. Considerando los cientos de millones de budistas felices y activos que viven según la ley de Causa y Efecto y ven la Reencarnación como evidente, esta interpretación parece superficial. Si se malinterpreta el Nirvana como un simple desaparecer, no podría lograrse el nivel de experiencia en meditación de la conciencia misma como gozo intemporal e ilimitado. Por eso es tan importante no traducir con ligereza términos que expresan estados absolutos de la mente, utilizando conceptos dualistas como por ejemplo las clasificaciones usuales de “bueno” y “malo”, “ser” y “no ser”, sino abrirse en cambio a la forma de pensamiento integral del “esto y lo otro”.



Comprendidas en forma correcta, las Cuatro Nobles Verdades constituyen un marco útil para las enseñanzas del Buda. Sobre ellas existen las interpretaciones más diversas, que han usado como base, las corrientes budistas existentes a través de los últimos veinte siglos y medio. Aún cuando fueron originalmente enseñadas a personas que sólo pensaban en su propia liberación, ellas pueden dar una dirección a la vida.



Las primeras palabras del Buda fueron: “Hay sufrimiento”. El que oiga estas palabras por primera vez, probablemente piense: ¿Qué clase de sufrimiento mundial es este, entonces? o ¿A quién le querrá vender este cuento tan malo? Las religiones dramáticas entran en escena de una forma completamente distinta y afirman: “Mi Dios es el único”, “Mi Dios es el más fuerte” o “La venganza de Alá es despiadada e infalible”. Dichas religiones le dan seguridad al débil, les da la ilusión que no hay responsabilidad personal, lo cual no es posible, y les da el sentimiento de ser parte de algo grande.



Visto desde una perspectiva más madura, esta primera declaración del Buda contiene también, además de la constatación general de que hay cosas dolorosas en la vida, unas posibilidades inmensas. Señala una dicha infinita. Casi todos olvidan la naturaleza condicionada de los fenómenos internos y externos y sobre todo que las experiencias dependen de la naturaleza del experimentador. Con seguridad no se requiere de un Buda para decirles a las personas que hay días mejores y peores. Todos los seres parecen estar conscientes de sus sentimientos, capacidad que es independiente de cualquier otro talento que posean. En este punto, no se requiere de ayuda. El Buda se vuelve necesario para señalar lo que las personas por lo general no comprenden. Sin el Buda, se perderían el espejo radiante detrás de las imágenes, la conciencia intemporal y no condicionada detrás de todas las cosas, la experiencia del gozo más alto que es inherente a la riqueza de la mente, a la felicidad que abarca todo y que es inseparable de la iluminación



“Hay sufrimiento” tiene también el significado adicional de que uno puede confiar en la mente que experimenta. Que al lado de la constante frescura de la iluminación toda experiencia cambiante es estrecha. En comparación con el esplendor del espacio ilimitado y consciente todo lo otro es sufrimiento, hasta los momentos más preciosos de la exaltación o del amor, también la ola más hermosa es menos satisfactoria que el océano mismo.



Por lo tanto, la primera de las Cuatro Nobles Verdades del Buda no es una pintura negra, como pudiera parecer ante una mirada superficial, o incluso como piensan muchos budistas educados del mundo, sino algo muy sublime: quien nos señala que nuestra mente intemporal es más perfecta en sí misma que todos sus juegos pasajeros nos hace ilimitadamente ricos.



La segunda Noble Verdad del Buda dice: “El sufrimiento tiene una causa”. Pero, ¿Cuál? El Buda conoce aquí sólo a un responsable: la ignorancia fundamental de la mente no iluminada. Ella influye en el cuerpo y el habla, y mantiene alejados a los seres de la felicidad por la que tanto se esfuerzan. ¿Cómo explica también el Buda las experiencias cambiantes de los seres? A causa de la incapacidad de la mente no entrenada para percibir que el que ve, lo visto y el ver están mutuamente condicionados y son aspectos de la misma totalidad, aparece la vivencia de la dualidad. El sentido de todas sus enseñanzas y de cada meditación budista es el ayudarnos a salir de esta ilusión. Hasta el momento de la Iluminación la conciencia funciona como un ojo: nota los acontecimientos externos e internos, pero no se reconoce a sí misma. En realidad es muy extraño. Uno puede ser consciente de tantas cosas, percibir tamaño, longitud, forma, sabor, color o peso de todos los objetos, y tomar muy en serio los pensamientos y emociones pasajeras, pero muy pocos perciben al experimentador de las cosas, y se pierden el gozo intemporal que es la esencia de la mente. Uno sabe bastante sobre las apariencias, pero nada sobre el que las experimenta. Esta incapacidad de reconocerse a sí misma, que ha existido siempre y que por lo tanto no tiene principio, es el fundamento del mundo condicionado, la causa de todo sufrimiento.



Como consecuencia de un campo visual así de restringido, aparece inevitablemente una visión dualista. No se experimenta la totalidad de la mente y sus cualidades principales se experimentan como separadas. Uno experimenta entonces su capacidad para la percepción, que es igual al espacio, como un “yo”, y lo experimentado, lo que aparece en ese espacio, se convierte en un “tú”, o sea en el mundo exterior. A pesar de que todo lo que aparece cambia continuamente y sólo tiene una existencia condicionada, se piensa que las apariencias pasajeras son reales y separadas del experimentador. Este error de consecuencias graves es designado en las enseñanzas del Buda como la ignorancia fundamental. Ella es la causa de todos los estados perturbadores. La separación que se experimenta entre un “yo” y un “tú”, un “aquí” y un “allá” conducen a dos sentimientos adicionales: apego como el intento de mantener lo agradable, y aversión como el esfuerzo por rechazar lo desagradable. Pero éstos no están solos. Con el apego aparece la avaricia, lo que se quiere se mantendrá para el futuro. A partir de la aversión se desarrolla la envidia, donde nos desagrada la felicidad de los otros. Finalmente, la ignorancia conduce al orgullo excluyente, que no produce ninguna satisfacción: compitiendo con otros en el escenario resbaladizo de la fama, la juventud, la riqueza o la belleza, uno solo puede perder, desperdiciando tiempo y tornando pobre y estrecha a nuestra vida . Sentirse mejor que los demás hace que uno por definición siempre esté en mala compañía, por lo que es difícil compartir alegrías de forma espontánea ya que siempre hay que chequear quién es ahora mejor o peor.



Estas seis emociones, que surgen en la mente desde su ignorancia fundamental, pueden combinarse de 84.000 maneras distintas. A pesar de que cambian constantemente, los no meditadores las toman muy en serio. La mente no entrenada es incapaz de reconocer que antes no estaban allí, y que más tarde tampoco estarán, que cambian en el mismo instante que transcurre, y que por lo tanto ahora sería estúpido obedecerles. De esta forma se embarca uno completamente en ellas, les regala su mente, su habla y su cuerpo y siembra así constantemente nuevas semillas de sufrimiento y confusión en el propio depósito de la conciencia y en el mundo. Aún cuando las emociones perturbadoras no se reconocen como tales, sino que se sienten como naturales y justas, producen problemas.



Sin embargo, si se cometieran actos de fuerza e incluso violentos con la mente clara y con el deseo de ayudar a otros, traerían consigo seguridad y buen karma. Pero si uno no tiene esa claridad y motivación, lo mejor es meter las manos muy hondo en los bolsillos y las deja ahí. Cuando como consecuencia del comportamiento cargado de emociones perturbadoras aparecen obstáculos internos y externos, casi todos piensan que los demás son los culpables de ellos. Se olvida que uno mismo ha creado sus causas. Luego se hacen, dicen y piensan cosas perjudiciales que conducen a nuevas dificultades. Este círculo de causas y efectos sin fin, en el que están todos los seres que no captan simultáneamente la conciencia intemporal detrás de los acontecimientos, se llama en tibetano Khorwa y en sánscrito Samsara. Significa la rueda de la existencia condicionada.



Las religiones de creencia no son muy convincentes en este ámbito, pues por lo general dioses externos imposibles de encontrar determinan el destino de las personas, o ellas se imaginan que la causa de sus sufrimientos es algo fundamentalmente malo, una especie de mega-turbo-diablo oliendo a azufre. Para el Buda no puede existir de ningún modo algo completamente malo, puesto que todo lo que uno irradia hacia afuera se le devuelve, y algo totalmente malo se destruiría a sí mismo. En las religiones de experiencia y sobre todo en el Budismo, cada ser es responsable de sí mismo. No existen ni la presión social ni la moral. Como todos desean ser felices, las acciones dañinas y sus consecuencias desagradables provienen de la estupidez y la falta de madurez, que de una maldad inherente. Incluso dichas acciones pueden ser eliminadas o transformadas en sabiduría antes que se conviertan en dolor. El Dharma ofrece la visión y los métodos para controlar, eliminar o incluso transformar las causas de cualquier problema por venir.



Uno solo tiene que aprender, antes de actuar, a prolongar el momento en que puede decidirse por un comportamiento consciente y significativo que evite el sufrimiento. Para esto el Buda da muchas indicaciones. Sus enseñanzas son métodos acertados para llegar a conocer la mente. Así puede reconocer uno oportunamente las causas del sufrimiento y evitar su aparición.



La tercera Noble Verdad del Buda de hace 2450 años entusiasma hoy sobre todo a los occidentales. Justamente algo así nos abre el corazón. Él afirma, con valentía y en completo ejercicio de su poder, haber alcanzado la meta definitiva de la iluminación. Lo que estos cinco buscadores oyeron, fue su promesa simple: “Hay un fin para el sufrimiento”, un estado perfecto que él mismo experimentaba incesantemente. Por primera vez en la historia había algo real y perceptible a lo que uno podía aspirar, un refugio intemporal y verdadero para todos.



Y el Buda no debía ser el único en tener esa suerte. Los seres humanos que desde ese tiempo hasta hoy han vivido de acuerdo con sus enseñanzas y mediante su visión y sus consejos relativos a la meditación, han llegado a conocer su mente, confirmando una parte o la totalidad de sus conocimientos supremos.



Desde su Iluminación, el Buda mostró sin cesar la experiencia última de la mente: su naturaleza es espacio carente de miedo y omnisciente, y su expresión, el más alto y continuo gozo. A partir de ese nivel, cada acto expresa una compasión activa que no separa y que mira al futuro, que apunta más a la visión amplia de las causas que al corto plazo de las consecuencias. Sin el concepto disociador de la realidad del “uno” que hace algo por “los demás”, la mente es como un sol que brilla por sí mismo.



En Sarnath, donde aún hoy hay una estupa que se ha deteriorado desde entonces, todavía se celebra el acontecimiento donde el Buda comparte su cuarta Noble Verdad: hay caminos para el fin del sufrimiento, hay un camino hacia la iluminación. Dio la orientación general para sus enseñanzas, la misma ha sido transmitida desde entonces por incontables maestros en representación suya. La promesa fue: “Hay un camino que conduce al fin del sufrimiento”. Éste consiste en el uso de métodos cuya validez es intemporal, y que tienen su punto culminante en las meditaciones que desarrollan y benefician completamente el cuerpo, el habla y la mente. Rodeado siempre de eruditos talentosos, él transmitió durante 45 años las 84.000 enseñanzas que desde entonces están disponibles para cada persona según su deseo y capacidad.



Las enseñanzas del Buda empiezan simplemente con causa y efecto, se desarrollan durante la construcción de una rica vida interior y se logran mediante la visión pura que permite convertir cada vivencia en un espejo para la mente.

Fragmentos de Las Cosas como son, Lama Ole Nydahl